REFLEXIONES SOBRE EL CASTIGO EN POLITICA.

INTRODUCCION.

Para hacer estas reflexiones creo debo, en principio, remontarme al siglo pasado, cuando era un niño y era muy común, en aquella época, que a los infantes se les castigara con más o menos determinadas fuerzas, que, en algunos casos, eran castigos bastantes duros.

Recuerdo que, a un amigo, Rodolfito, un niño de la raza negra, lo castigaban arrodillándolo en una esquina sobre granos de maíz, durante al menos 5 minutos. A otro, Celestino, de origen español, el padre le daba con una correa por las nalgas. A Juanito le daban por la espalda con la manguera del dispositivo que se utilizaba para hacer lavados de estómagos. No faltaba, a quien le daban una buena cachetada.

Yo estudiaba en una escuela católica y en segundo grado había un “cura”, que se le decía “hermano”, profesor, que se llamaba Pedro y cuando te portabas mal como castigo te agarraba por la camisa y la corbata y te levantaba en peso hasta la altura de su brazo, a la vez que te decía: “oye muñequito” y te lanzaba sobre un escaparate que había en el aula. Por demás, el cura Pedro era algo corpulento, alto y ya avanzado en edad, Otras veces te daba con una regla.

Yo por suerte no era un niño tan malo pero, al fin de cuentas, era un niño y también hacía travesuras. Sin embargo, dado que mi madre tenía que trabajar, quien me educó ciertamente fue mi abuela, una persona de origen y cultura española, por lo tanto muy recta y que tenía que respetar. Sin embargo, siempre he dicho que, aunque tenía malamente un tercer grado, era Doctora en Ciencias en la Universidad de la Vida.

Ella, mis travesuras, la utilizaba como oportunidades para fortalecerme como persona. Si me portaba mal, me ponía a barrer la casa o trapear, en otro momento tenía que cocinarme arroz y un huevo frito para almorzar, claro ella no abdicaba en este caso. El castigo era un aprendizaje que después me sirvió de mucho para vivir solo en distintos países.

Otro castigo era ponerme a hacer tres hojas de libreta escribiendo “debo portarme bien” u otras consignas pero, guiándome por el libro de caligrafía de Palmer, por lo que tenía que utilizar la letra Palmer; también me ponía a hacer los ejercicios de ese libro asociado a círculos y palostres. Obviamente, con esto mi letra y mi escritura mejoraban considerablemente. Por eso hoy tengo una letra más o menos buena.

Con nueve años me puso como castigo ir todos los días a las 5 de la tarde a una escuela de mecanografía. Aspectos que me sirvió después para empezar a trabajar en una oficina y finalmente para escribir los libros y artículos que he escrito.

Como se observa, estos eran castigos positivos o constructivos, que ya como adulto me han servido de mucho. Mi abuela utilizó el castigo para prepararme para la vida; para mí era un castigo porque lo hacía sin desearlo y a regañadientes.

¿Cuál es, entonces, el sentido del castigo? Se puede decir que el sentido del castigo es modificar una conducta para disminuir la repetición del comportamiento. Sin embargo, desde el punto de la pedagogía y la psicología no es el mejor método para cambiar las conductas, sobre todo cuando tiene un sentido negativo.

¿Es que castigar cambia el comportamiento? No necesariamente, es por ello que a partir de esta interrogante el objetivo de este ensayo es reflexionar sobre la categoría “castigo” pero, desde el marco de su aplicación en la política.

DESARROLLO.

El castigo.

Este trabajo lo hice estando en Miami, posteriormente, lo circulé entre mis mejores amigos para que lo evaluaran y me dieran ideas. Algunas me hicieron pensar y lo retuve durante un tiempo para reevaluarlas y hoy me doy cuenta, como dice mi amigo Calviño, que “vale la pena”, por lo que ajusté algunas de sus partes y las doy a conocer.

Son mis ideas profesionales desde la experiencia de trabajos realizados en organizaciones con conflictos internos, sumadas a la observación de la realidad que vivimos día a día y la experiencia que me dio el ejercicio de la docencia durante más de 50 años. No soy político, pero he aprendido a desarrollar un pensamiento en esa dirección y por ello soy capaz de expresar algunas de mis ideas.

Empecemos despejando ¿qué es el castigo? Es una técnica que se aplica para modificar conductas a personas o grupos de personas por considerar que han cometido determinado delito, tienen un mal comportamiento u ocasionan continúas molestias.

De hecho, el castigo es una sanción o reprimenda impuesta a una comunidad o a un individuo que causan molestias y a los que se les aplica una acción por haber cometido una falta, de acuerdo a los criterios de quien sanciona y puede tener un sentido positivo o negativo. De hecho, el castigo tiene un sentido de culpa y puede provocar rabia o miedo, también se puede sufrir e infringir dolor a sí mismo si no se sabe operar con el castigo impuesto.

El debate sobre el castigo está alrededor de por qué se utiliza si se sabe que no es aceptable desde la pedagogía y la psicología, así como que nos hacemos daño entre seres humanos. Sin embargo, existe como una práctica común, que hoy en pleno siglo XXI se aplica con gran frecuencia, cuando ha habido un gran desarrollo tecnológico, social y económico. Al parecer, la política se ha quedado atrás, a pesar de ser la expresión concentrada de la economía.

Teóricamente los castigos son útiles para educar, lo que hay que ver cuál es el sentido de esa educación. Sin embargo, el castigo no enseña y sí genera efectos emocionales que interfieren en el aprendizaje y generan efectos agresivos. Además, no reduce la probabilidad de que se actúe de acuerdo al camino que se quiere evitar.

En la actualidad, la mayor expresión de castigo en el plano político es la que recibe Cuba como consecuencia del bloqueo económico, que ya trasciende en el tiempo, lleva más de 60 años. Durante más de 20 años en las Naciones Unidas este castigo ha sido criticado por la comunidad internacional pero, sus críticas no son vinculantes y por ello EEUU tiene oídos sordos ante cualquier planteamiento que se haga al respecto en la ONU.

Ya hablé sobre el bloqueo en mis “Reflexiones sobre los jóvenes cubanos” y planteé la necesidad de negociar. Hoy voy a insistir sobre esta necesidad, hay que negociar, porque la situación económica de Cuba es obvia y por mucho intento que se haga en el orden interno, si no negociamos el bloqueo, no resolveremos los problemas económicos presentes, que ya son de larga data y tienen muchos matices.

Cuba no tiene liquidez económica, es un país de alto riesgo para inversores y el bloqueo, junto a la declaración de país que apoya el terrorismo, la limita, así como deriva profundos problemas sociales que requieren solución. Sin embargo, el estado tiene que aprovechar sus fortalezas y ampliar su marco de referencia para no limitarse y negociar.  

¿Cuál era el objetivo del bloqueo? Según el memorándum de Lester D. Mallory “el derrocamiento del Gobierno”. Luego 60 años después tal objetivo no se ha alcanzado, el castigo no ha logrado sus efectos. Pero, se insiste en él y se recrudecen las acciones, con nuevas medidas agresivas por parte del Gobierno de Estados Unidos y hoy, con el uso de las redes sociales, se busca dar un vuelco a la matriz de opinión a través de diferentes “influencer” y “youtuber”.

Obama, en su discurso en La Habana el 22-03-2016 dijo: “Lo que Estados Unidos estaba haciendo no estaba funcionando. Tenemos que tener el valor de reconocer esa verdad. Una política de aislamiento diseñada para la Guerra Fría tenía poco sentido en el siglo XXI. El embargo sólo estaba perjudicando al pueblo cubano en lugar de ayudarlo. Y yo siempre he creído en lo que Martin Luther King, Jr. llamó «la feroz urgencia del ahora»: No debemos temer al cambio, debemos abrazarlo”.

¿Qué ha hecho Cuba para cambiar la dirección del bloqueo? Protestar y alertar a la comunidad internacional. Pero, por igual, exigir el levantamiento del bloqueo no es vinculante y tal medida no logra los efectos deseados.

Sin embargo, cuando Obama estuvo dispuesto a negociar con Cuba, se puso en evidencia que negociar da resultados y por lo pronto se restablecieron las relaciones y el mismo Presidente, con su Secretario de Estado, vino a Cuba.

En el discurso del 22 de marzo el propio Obama destacó que, a pesar de las diferencias, a partir del 17 de diciembre de 2014, ambas partes comenzarían un proceso de normalización de relaciones y destacó: “Desde entonces, hemos establecido relaciones diplomáticas y abierto embajadas. Hemos puesto en marcha iniciativas para cooperar en la salud y la agricultura, la educación y la aplicación de la ley. Hemos llegado a acuerdos para restaurar los vuelos y el servicio de correo directos. Hemos ampliado los lazos comerciales, e incrementado la capacidad de los estadounidenses para viajar a Cuba y hacer negocios aquí.

Obviamente, estos sí son resultados y son resultados de un proceso de negociación, por lo tanto, sí se puede. La negociación es la vía para resolver las desavenencias entre los países y suprimir de esta forma los castigos.

Del análisis del discurso de Obama deduzco que, él plantea que su padre llegó de Kenya a EEUU cuando triunfó la Revolución y él nació cuando Bahía de Cochinos, por lo que él no tiene nada que ver con los orígenes del bloqueo. A partir de ahí él hace un nuevo planteamiento para construir algo nuevo, algo que no existía y algo que puede ayudar a Cuba y a su pueblo. Esa es la idea de negociar un conflicto con sentido positivo, proyectando una nueva relación, dejando atrás las bases que fueron origen del conflicto, obviando lo que haya sucedido. Hay unas palabras que expresan muy bien su idea:

“Con el paso de las décadas nuestros Gobiernos se quedaron estancados en una confrontación aparentemente interminable, librando batallas a través de terceros. En un mundo que se rehizo a sí mismo una y otra vez, el conflicto entre Estados Unidos y Cuba era una constante. Yo he venido aquí a enterrar los últimos remanentes de la Guerra Fría en las Américas. Yo he venido aquí a extender una mano de amistad al pueblo cubano”.

A continuación dijo: “Quiero ser claro: las diferencias entre nuestros Gobiernos al cabo de tantos años son reales, y son importantes. Estoy seguro de que el presidente Castro diría lo mismo. Lo sé, porque he escuchado y abordado esas diferencias en profundidad. Pero antes de discutir esos problemas, también tenemos que reconocer cuantas cosas compartimos porque, en muchas formas, Estados Unidos y Cuba son como dos hermanos que han estado distanciados por muchos años, aunque llevemos la misma sangre”.

Pero, hay una comunidad en la Florida muy fuerte y empezó a señalarle que se restablecieron relaciones sin pedir nada a cambio. Además, tildó a Obama de comunista y trató de satanizarlo. Con el cambio de poder en los EEUU todos los resultados logrados vinieron abajo y, además, los castigos se hicieron más fuerte con 253 sanciones adicionales. Aún se mantienen con la nueva administración, que ya lleva 2 años en poder, por lo que se volvió a la Guerra Fría o al paradigma anterior, con mayor agresividad.

Propuesta.

Más de 60 años de bloqueo por parte de los EEUU es un castigo muy fuerte para Cuba y ninguna de las partes ha solucionado situación alguna. En la realidad es un proceso de guerra económica y psicológica que los cubanos hemos tenido que soportar. Y, a mi entender, en lo fundamental, sólo se ha denunciado. Desconozco los acuerdos del grupo negociador EEUU-Cuba en 2016 y sí había algo más que no se pudo implementar, no lo sé.

Sin embargo, más allá de alertar a la comunidad internacional, soy del criterio que lo se debe hacer es tratar de eliminar el bloqueo. Pienso que ha habido una actitud  reactiva y no proactiva. No se le ha ido de frente al bloqueo con la fuerza necesaria y sabiendo que hay que hacer concesiones. Imagino en el trasfondo hay criterios políticos que desconozco, pero que tal vez había que repensarlos sobre la base del contexto actual, donde los paradigmas han cambiado significativamente. Los tiempos actuales no se parecen en nada a las décadas anteriores. El mundo ha cambiado.

En mi criterio, hay que sentar en la mesa de negociaciones al gobierno de EEUU y negociar nuestras desavenencias, consensuar sus demandas con las nuestras, buscando acuerdos y haciendo concesiones, si son necesarios. Sé que las demandas que se le harán a Cuba serán neurálgicas pero, hay que enfrentarlas, hay que confiar en el pueblo cubano. Cuba debe, por igual, hacer demandas de peso y traspasar el límite de ruptura para entrar a la zona de intercambio y poder desarrollar el intervalo de los acuerdos necesarios.

A mi entender, eso es negociar. Tú me pides, yo te pido y por ahí podemos llegar acuerdos cumplibles, fuera del castigo. Con una nueva proyección. Hay que tratar de resolver muchas situaciones que marcan las diferencias y todas son neurálgicas.

Obviamente, para desarrollar esta idea, se requiere de un gran compromiso social, tener mentalidad abierta, ser creativos y perseverantes para encontrar la solución al conflicto con sentido positivo, también se requiere de inteligencia política.

A los EEUU le es indiferente en estos momentos negociar y no va a demandar soluciones a problemas sencillos, sino complejos y neurálgicos que requerirán de pausas para ser pensados y encontrar el mejor camino para Cuba y el futuro de su pueblo. Para las generaciones que son la continuidad pero que van cambiando según se transforman los contextos, que cada vez son más diversos. Creo que Cuba a estas alturas necesita negociar, evaluando muy bien sus concesiones, qué da y qué pido.

Estas ideas me vinieron a la mente cuando estando en Miami fui a un supermercado a comprar merluza, llego a la tarima correspondiente y me encuentro una variedad de pescado, entre ellos tilapia, merluza y uno que no conozco, si mal no recuerdo creo se llama whai-whai, por cierto, muy sabroso y costoso. Hubo algo en este lugar que me llamó la atención, todos los pescados que habían en la tarima, embazados, decían “Made in Viet Nam”.

Entonces pensé, en Viet Nam murieron unos 358 000 soldados norteamericanos y en Cuba no ha habido enfrentamiento militar y no ha muerto ninguno. Entonces, ¿por qué ellos son socios comerciales y nosotros no podemos vender en EEUU ni un Cohiba, ni un Havana Club, ni una nada?

Esto me hizo reflexionar y pensar que hemos sido sólo reactivos y no proactivos. Hemos aceptado el bloqueo como un castigo y de igual forma el pueblo cubano recibe parte de ese castigo. Creo no hemos ido a negociar como hay que negociar, teniendo un inventario de las diferencias y los intereses de ambas partes y donde hay que hacer concesiones y hacerlas sin miedo, confiando en el pueblo y pidiendo a su vez algo a cambio.

Estoy seguro que los vietnamitas hicieron muchas concesiones y se quitaron el castigo, por lo que han mejorado significativamente la calidad de vida de su pueblo y siguen siendo socialistas. ¿Por qué nosotros no podemos? Yo creo que sí se puede.

Luego, mientras critiquemos el bloqueo, lo hagamos culpable de nuestras situaciones y no hagamos nada por eliminarlo, estamos siendo reactivos y no proactivos. Ser proactivo es irle de frente y desarrollar una matriz de fuerzas dinámicas. Es decir, con nuestras fortalezas, convertir las debilidades y amenazas en oportunidades y no lamentarnos de ellas. Así considero será como se pueden trazar las mejores estrategias.

Hay algo curioso en esto, hoy en día la mentalidad desarrollada en EEUU es de castigo y el castigo se ha vuelto algo así como una moda. Se castigan a países, a organizaciones, a personas, a familias de personas. ¿Qué es esto? En pleno siglo XXI ¿la humanidad ha evolucionado o ha involucionado? ¿Por qué no aceptamos las diferencias y tratamos de vivir con ellas? ¿Por qué no utilizamos el llamado castigo con sentido positivo y ayudamos en lugar de destruir? ¿Es el castigo una nueva forma de guerra para el lado supuestamente más dominante doblegar al más débil? Obviamente, al igual que la economía se ha globalizado todo parece indicar que los castigos también. Es evidente que detrás de todo esto está la ruta del dinero y esta variable es el mayor castigo de la humanidad.

CONCLUSIONES.

No creo haya que sacar muchas conclusiones, es evidente, en mi criterio, que hay que negociar, hay que ser proactivos ante los castigos, hay que buscar negociar con sentido positivo, hay que “proyectar” el conflicto hacia una nueva solución con sentido positivo, no desde las bases que lo crearon, sino reformularlo desde una nueva proyección, buscar una solución desde un nuevo punto de referencia. No buscar repartir el pastel y querer tomar la mejor mordida, sino agrandarlo. Hay que trabajar con el pensamiento lateral para crear una solución, trabajar por la solución, no por las diferencias que producen el conflicto. Hay que evitar una parálisis paradigmática. Creo sí se puede y sí se podrá pero, con compromiso social, mentalidad abierta y creatividad.

Quisiera terminar con estas palabras de Richard Feynman (1918-1988), Premio Nobel de Física en el año 1965:

“El problema no es que la gente carezca de educación. El problema es que las personas están lo suficientemente educadas para “creer” lo que se les ha enseñado, pero no están suficientemente educadas para “cuestionar” nada de lo que se les ha enseñado”.

Estas palabras tal vez puedan tener diferentes significados, dependiendo de la óptica con que se mire, tal vez lineal, al pie de la letra, tal vez dialéctica, a través de la tesis y la antítesis. Que cada cual saque sus propias conclusiones. Recordemos las sabias palabras de Fidel: “Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado;” Las ne

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