31. LOS 10 DESAFIOS MÁS FRECUENTES DEL TRABAJO DIRECTIVO.

INTRODUCCIÓN:

El lunes 9 de septiembre de 2019 vinieron dos alumnas de la Facultad de Contabilidad y Finanzas a explicarme que están haciendo un trabajo de investigación para ir conformando la historia de la Facultad y su continuidad, a partir de profesores que llevan tiempo en la misma, particularmente los profesores que tenemos la Categoría de Profesor Emérito. Somos dos y este año me seleccionaron a mí.

El punto de partida iba desde mi niñez hasta los tiempos actuales. Largo camino a recorrer, empezamos ese día mismo en la tarde, después el siguiente viernes y al parecer hoy domingo terminamos

Pero, al recorrer todo ese camino me doy cuenta que he hecho camino al andar, golpe a golpe y verso a verso, como dice Juan Manual Serrat en su canto. Cuando tienes muchos años te das cuenta que ser viejo tiene muchas cosas malas pero, tienes también muchas satisfacciones cuando ves que en el tiempo no has sido un parásito, sino que tienes cosas que contar.

Este largo recorrido me hizo pensar en mi vida laboral, que empezó el primero de abril de 1961. Estudiaba por la noche en la Escuela de Comercio de 8 a 12 de la noche y trabajaba por el día de 8 de la mañana a seis de la tarde. Y tenía que trabajar de verdad porque si no me corrían. Así fui desde office boy, auxiliar de contabilidad, contador, jefe económico y finalmente pasé a la Universidad a ser profesor.

Esta historia me hizo pensar entonces en muchos trabajos y muchos jefes, donde dichos jefes iban cayendo en el camino unos tras otros por diferentes situaciones. Ya después, como profesor hice muchos trabajos de consultoría en el país y en el exterior y conocí otros tipos de jefes, que se mantenían en el cargo por el uso poder. Además, Cuba es un laboratorio muy rico para estudiar los perfiles de los jefes e ir sistematizando sus principales desafíos.

Con esta motivación interpreté como una situación problémica que “los jefes en lo cotidiano enfrentan desafíos que no ayudan a su liderazgo” y por ello arribé al problema de “cuáles son los principales desafíos que tienen que enfrentar los directivos en su vida cotidiana”. Con este problema, por tanto, mi objetivo es el de “sistematizar los 10 desafíos que considero deben enfrentar los directivos en su cotidianidad”.

Este es un ensayo de carácter cualitativo, basado en la experiencia de trabajo de más de 58 años y en los estudios que he hecho sobre el liderazgo en algo más de 30 años. Su novedad es lograr la socialización deseada y que todos podamos identificar cómo hay manifestaciones reales en los directivos que son observables en el día a día.

Quisiera no se interprete que los desafíos que más abajo describo tienen que enfrentarlos todos los directivos. He conocido muy buenos dirigentes que, además, han sido sustituidos por criterios de otros jefes, que utilizan situaciones circunstanciales para la sustitución.

DESARROLLO:

Regularmente se conoce como un buen directivo aquellos que alcanzan el liderazgo en la conducción de un grupo y a partir de ahí a ese directivo se le dice que es un líder, donde se interpreta como líder aquel que goza de una doble autoridad: la autoridad formal y la autoridad real. Es decir, la autoridad que le da el cargo cuando es nombrado (la formal) y la autoridad que le reconocen sus subordinados (la real). Este es el criterio más generalizado que existe sobre el liderazgo que, aunque no lo comparto del todo, estoy de acuerdo y acepto esta visión del liderazgo. No es objetivo debatir sobre esta categoría.

Por tanto, hay un hecho que es evidente, los líderes o directivos tienen que trabajar con las personas, tienen que ser capaces de que la gente se muevan desde su interior, desde su propia fuerza, que no haya que moverlos como una pieza de ajedrez. No obstante, en el desarrollo de su ejercicio los directivos enfrentan muchos desafíos, algunos de los cuales no son percibidos por ellos y los subordinados hablan por los pasillos de los mismos. Veamos algunos de esos desafíos.

Desafío 01. El no tener un espíritu emprendedor. ¿Qué cosa es un espíritu emprendedor? Un espíritu emprendedor es aquel que tienen aquellas personas que son capaces de transformar ideas en iniciativas rentables. Son personas que poseen característica y talentos especiales pero, necesitan un entorno favorable para progresar.

Hoy vemos como en muchas empresas hay directivos empresariales que como si tuvieran un guion de cine repiten los mismos gestos y las mismas palabras. Hacen lo mismo una y otra vez. En el orden estratégico no tienen en cuenta aumentar su paquete de valor al producto o servicio que prestan o no son capaces de inventar un nuevo producto o un producto sustituto.

Ejemplo de ellos son la cantidad de empresas que prestan servicio a la población y tal servicio es prácticamente un favor que están haciendo o un punto de extorsión para sacarle plata al público que sirven. Otro ejemplo elemental está en aquellas empresas que comercializan productos agrícolas y te venden dicho productos llenos de tierra, que entre otros te aumenta el precio de lo que te venden. ¿Por qué los particulares te venden el producto beneficiado, aunque más caro? ¿Hay que crear un centro de beneficio para toda la producción o el lugar donde se expende el producto puede beneficiar la cantidad de producto que recibe? ¿No estaría más contento el público objetivo con el producto beneficiado? Hoy los comentarios es que te venden la tierra también para robarte.

Eso, para mí es un desafío a la dirección, unido a aquellos que producen un producto determinado y siempre producen lo mismo, no buscan aumentar el paquete de valor del producto o no tienen a nadie investigando para que innoven algo. El presidente Díaz Canel ha llamado en más de una oportunidad a la creatividad y la innovación pero, sin espíritu emprendedor no hay creatividad ni innovación. Mucho menos cuando hay aspectos burocráticos que sirven como justificación para decirte “no se puede”.

Para tener espíritu emprendedor no sólo basta con tener conocimientos, sino es necesario ser una persona capaz de crear un negocio, algo nuevo, diferente. Es por otro lado una persona intolerante con lo establecido, no se amarra, sino lucha y en tal sentido arma su propio camino hacia un horizonte nuevo. Y lo más importante, van en contra de lo que demás creen, tiene visiones desde diferentes ángulos y perspectivas. No se duerme en los laureles.

Desafío 02. No ponerle pasión y amor al trabajo. La pasión es uno de los mayores atributos que tiene que tener un directivo, tiene que tener una inclinación muy viva hacia lo que hace, sentir vehemencia por el trabajo que hace. Unida a la pasión debe ir en marcha acompañada el amor, ese sentimiento que inclina el ánimo hacia lo que place y esto debe ser una inclinación natural. Sin embargo, estas dos variables suelen estar muy alejadas de algunos directivos.

En el proceso de entrevista que me hicieron las dos estudiantes les hablé de la disciplina económica en este país, donde en una ocasión audité sorpresivamente a un director y le encontré un faltante en la caja chica de $0.40 y el hombre por poco se muere. Años después hicimos un trabajo similar en una comisión municipal del poder popular y encontramos un faltante de $1’400.000 pesos y nadie se inmutó. ¿Dónde está la pasión y el amor por los intereses del pueblo?

La pasión es el sentir de aquellos que tienen responsabilidades con su público objetivo y que tienen que ponerla en su accionar diario para buscar encontrar un mundo mejor. Todos tenemos derecho y debemos alterarnos ante una situación particular de la empresa. Por lo mal hecho hay que apasionarse y hacer comprender que no puede seguir así. De lo bien hecho hay que enamorarse e inspirar amor al resto para que todo se haga bien.

Creo que el lector ha visto mucho de esto cuando contempla actores con indisciplina, con desinterés, de no buscar hacer algo mejor, de no sentir satisfacción por lo que se hace, de no encontrarle el sentido al trabajo. La falta de pasión y amor por el trabajo es una de nuestras realidades que hay que superar, hay mucha parsimonia y desamor en lo que hacemos.

Desafío 03. No valorar la tarea económica. Les contaba a mis alumnas que cuando empecé trabajando en una empresa privada el hombre quien estaba sentado junto al presidente de la compañía era el contador. El contador era el ángel de la guarda del presidente. Cualquier cosa la consultaba con él, porque cualquier cosa en una empresa tiene un sentido económico.

Esta valoración hoy no existe y no hay nada más palpable de esta afirmación que la situación que hay en el país con las cuentas por pagar y por cobrar en las empresas. No voy a buscar culpables de esta situación, sino sólo confirmar que no se valora el trabajo económico. Esto sin tener en cuenta el poco ambiente de control que hay y la cantidad de actos de corrupción que existen que a veces no son interpretados como tal.

En una empresa desde la caja chica hasta los orígenes y aplicaciones de fondos son problemas de vital importancia en las empresas. Trabajando en una empresa en Argentina, conocí de un caso que operaba con millones de dólares  y se detectó que cuando se reponían los fondos de la caja chica quien hacía el cheque ponía: mil trescientos cuarenta y cinco pesos con veinte y cinco centavos. Llevaba el cheque a firmar y después que los firmaba, había dejado el espacio suficiente para poner once mil trescientos cuarenta y cinco pesos con veinte y cinco centavos. En cada cheque daba un golpe de diez mil dólares.

Ejemplos similares existen muchos en el mundo, teniendo una disciplina económica reconocida, qué no pasará en Cuba cuando en el año 1967 dejamos de valorar la contabilidad. No quiero que este trabajo se vuelva listado de malos ejemplos, simplemente voy a ratificar el desafío como tal, “no existe valoración de la tarea económica”

Desafío 04. No estar preparado para el cargo. Este es otro hecho de valoración por igual, no se tiene en cuenta el peso de lo que significa poner al frente de un cargo a alguien que no tiene la preparación adecuada.

Yo siempre hago una analogía en este caso. ¿Es que se nos ocurriría poner a prestar servicios de salud a alguien que no sea médico? Es obvio que no. Entonces, ¿por qué poner a alguien a dirigir que no sabe ni lo que es la dirección?

Esto es un error y de los grandes. El que dirige toma decisiones y cuando las decisiones son correctas no hay problemas pero, cuando son incorrecta sus efectos directos y colaterales son insuperables. Un médico se puede equivocar con un paciente y puede traumar a una persona pero, cuando el que dirige se equivoca en las decisiones trauma a varias personas o grupos de personas.

Está demostrado que algunas personas tienen cierto carisma pero, el carisma no lo faculta para poder dirigir. Por mucha facilidad de hablar y de llegar a las personas se cometen errores garrafales si no se conocen los elementos claves de las ciencias administrativas.

Para ocupar un cargo de dirección hay que determinar cuáles son las necesidades de capacitación que requiere la persona en particular, tratar de entrenarlo, hacer una labor de coaching con esa persona y que el directivo superior sirva de formador de su sucesor. Recuerde, nadie nace sabiendo y nadie nace siendo directivo, hay que formarlos. Luego no trate de ocupar un cargo directivo que tenga vacío con alguien que le quede más cerca o sea su amigo.

Nosotros hemos conocido de casos de personas que son buenos directivos pero, cuando le hemos dado algún curso se dan cuenta de su ignorancia y de los errores que han cometido por desconocimiento y los daños que deben haber hecho. Después de formarlos han sido mejores y de director de empresa pasaron a ser directores de grupos empresariales.

Desafío 05. Asumir el trabajo como una tarea. A algunos compañeros se les habla, se les dice que hace falta que asuman un cargo de dirección porque no tienen a nadie de confianza a quien poner, que lo hagan por él, que es su hermano, su amigo. Lo convencen porque además tiene que cumplir por sus condiciones de integridad.

Este es un caso parecido al anterior, han seleccionado a quien no debía ser seleccionado y, el seleccionado, porque lo han ensalzado, acepta lo que no debía ser aceptado. Parece un trabalenguas pero, realmente lo que es un gran desafío.

¿Cómo poner al frente de un cargo directivo a un incapaz para que aguante los palos y tener a quién echarle la culpa? ¿Cómo alguien va a aceptar algo para lo que sabe no está preparado y va asumir dicho cargo como una tarea impuesta o sugerida? Aquí el plato roto por las decisiones mal tomadas las va a pagar y caro, el pueblo. Los que tienen que sufrir las decisiones que muchas veces son cuestionadas por el mismo pueblo y se preguntan cómo ponen a alguien con tales condiciones en un trabajo de contacto con la población. ¿Es que dirigir es qué?

Con esto doy por terminada una primera parte del trabajo que les presento, para que mediten y reflexiones sobre estos cinco desafíos. Faltan otros cinco que vienen en otro trabajo. Pero, no quiero aburrirlos con un trabajo largo. Ahora, pensemos y saquemos algunas conclusiones.

Desafío 06. No saber balancear los negocios. Por lo regular en las empresas existe más de un negocio, unos mejores otros con dificultades, unos que son más vendidos, otros lo son menos y no deja de haber aquellos que ni se venden pero, que hay que producirlos para cumplir el plan de producción.

Creo que la falta de comprensión de qué lo que produce o el servicio que presta son negocios, llevan a que se caiga en el desafío de no saber balancear los negocios. La respuesta a esta situación es evidente: “pero, no me dejan”. Si no lo dejan tiene entonces dos caminos o renuncia al cargo porque usted sólo no sabe qué es un negocio, sino tampoco sabe qué es dirigir.

Dirigir no es hacer lo que le digan o le autorizan, si dirige tiene que ser emprendedor. Recuerde que un emprendedor es una persona intolerante con lo establecido, que no se amarra, sino que lucha y en tal sentido arma su propio camino hacia un horizonte nuevo. Y lo más importante, van en contra de lo que demás creen, tiene visiones desde diferentes ángulos y perspectivas. No se duerme en los lauros. Si considera que no lo dejan, renuncie. Un emprendedor no se amarra al problema que no lo dejan, sino a la solución de lo que tienen que hacer. Asuma riesgos y tenga nuevos resultados.

Usted tiene maquinarias, herramientas, trabajadores y toda una serie de recursos que tienen que ser utilizados en lo que se hace o en lo que se puede hacer. Seleccione los mejores trabajadores y póngalos a pensar, que desarrollen la creatividad, la innovación. Algo siempre saldrá.

Conocí a un directivo que después de pasar un curso con nosotros tomó ciertas decisiones para cambiar su labor como directivo. Una de ellas era atender lo que realmente él debía atender. Tenías muchos subdirectores que sabían bien lo que hacían pero, todos los que llegaban a la empresa querían “hablar con el director”. Así que balanceó su negocio y ajustó su trabajo.

Lo primero que se le presentó es que vinieron los bomberos a chequearle la empresa y le dio el negocio al subdirector encargado pero, el capitán quería ver al director. El no aceptó esto y el subdirector atendió ese negocio. Al final, el capitán hizo el informe diciendo que lo encontró todo bien, que la empresa no tenía factores de riesgos pero que, el director de la empresa no quiso atenderlo. Bien, asimiló el golpe y ¿qué pasó por eso? Nada, siguió atendiendo su labor hasta que lo subieron a director del grupo empresarial.

Pero, usted tiene productos o servicios que prestar y tiene que mejorarlos. En este sentido sus estrategias están claras, son dos: o sigue una estrategia de productividad donde busca mejorar los costos o el uso de los activos o sigue una estrategia de crecimiento, donde le agrega valor a sus productos o amplía sus oportunidades con nuevos productos.

¿Qué hace ante esta cuerda floja? No hay más camino, balancear sus negocios, eliminar lo que no sirven, buscar innovar o, agregarle valor a los que tiene. Pero, no se lamente, actúe.

Conozco que en la dirección de este desafío se va avanzando pero, aun lentamente. Todavía hay que hacer más y que el cambio se perciba en la calle, en el mercado, que haya mayor orientación al mercado y la variedad de productos se pueda constatar

Desafío 07. No mirar a lo lejos. En marcha acompañada con el desafío anterior está el no mirar a lo lejos, no otear el horizonte, no ver más allá de lo que se nos hace evidente, virar la cara y simplemente ver lo que tenemos delante en el día a día.

No hay una visión clara de que una empresa requiere continuidad y que hay que comprometer recursos con el futuro. Al respecto Peter Drucker decía en el capítulo 7, páginas 53 a 57, de su libro Gerencia lo siguiente:

“A diferencia del empresario individual, la empresa requiere continuidad más allá del lapso de vida de un hombre o de una generación. A diferencia del mercader aventurero de antaño, no puede desarrollar una iniciativa por vez y finalizarla totalmente antes de comenzar la siguiente. Tiene que comprometer recursos con un futuro cada vez más prolongado; en sí mismo éste es el resultado de compromisos anteriores, y por lo tanto tiene compromiso con el pasado y el futuro -una organización establecida, determinadas políticas, decisiones anteriores, inversiones, instalaciones, productos, mercados y sobre todo personas. A menos que se arraigue en una teoría de la empresa, es imposible concertar racionalmente estos compromisos. Tenderán a fragmentar los recursos. Y a menos que se basen en una teoría de la empresa, no es posible examinar y revisar racionalmente estos compromisos. No hay modo de determinar la necesidad de un cambio, a menos que puedan compararse los resultados con las expectativas derivadas de esa teoría de la empresa”.

Es decir, el empresario requiere de una visión de futuro que establezca cuál es su teoría en un horizonte determinado. Pero esta teoría, que no es más que su plan estratégico concebido con todas las de la ley, tiene que estar presente para cambiar lo que requiere ser cambiado y hacer un balance de negocios que garantice y comprometa el futuro.

De esto está carente el trabajo directivo de nuestros días, no hay una teoría de la empresa en el tiempo. Y sé que los empresarios entonces alegan que ellos no son teóricos pero, les recuerdo que no hay mejor teoría que una práctica consecuente. También dicen lo mismo, que no  lo dejan, esa son sólo justificaciones para no hacer lo que hay que hacer. Mejorar, crecer, emprender. Hay que asaltar al futuro, antes de que el futuro nos sorprenda.

Desafío 08. No escuchar y no valor la diversidad. La naturaleza es sabia y nos presenta una diversidad de granos de maíz como los de la foto. Conozco existe por igual una gran diversidad de variedades de papas. Pero aún más, veamos cuantas personas hay en el mundo y todas somos diferentes. Luego lo más evidente es que la diversidad existe y hay que vivir con ella.

La naturaleza nos da una diversidad de papas para que sepamos escoger la más adecuadas a  nuestras necesidades, hay unas que sirven para hacer papas fritas, otras que son mejores para puré y otras para comerlas hervirlas, así podremos escoger entre una variedad de 120 tipos de papas diferentes, según en una ocasión me dijeron.

Al igual sucede con el maíz, un tipo de maíz puede ser el adecuado para hacer sopa o simplemente para atravesarlo con un palo y desgranarlo directamente en la boca, una vez hervido. Otro puede servir para rallar y hacer harina y de esa forma comer un rico tamal en cazuela o harina con leche o tal vez frituras de maíz. También hay granos de otros tipos para hacer chicha u otros tipos de refrescos.

Pero, al ser humano la naturaleza le ha dado dos orejas y una sola lengua por algo. Tal parece que es para que escuche más y hable menos. Pero, además, nos ha dado una gran diversidad de seres donde cada uno puede pensar diferente, dependiendo tal vez de sus orígenes, razas, culturas, etc.

Sin embargo, algunos directivos no interpretan estas diferenciaciones y no presentan la característica de evaluar las virtudes de esta diversidad y por tanto no escuchan, si no que imponen.

Gran error, no saben las oportunidades que están perdiendo en esa diversidad, hasta los más introvertidos son capaces de tener ideas brillantes. A todos hay que crearles espacio para que expresen su diversidad. No maten las ideas, no expresen ideas matadoras, la idea más imposible de realizar es imposible hoy pero, la experiencia nos dice que mañana puede ser una idea factible. El problema es adelantarnos y no esperar por el momento, sino crear el momento.

Hay que crear espacios para el debate, el análisis, la innovación, para escuchar lo que nos quieren decir pero, hay que saber escuchar, escuchar lo inaudible, aquello que nos quieren decir y no nos dicen, así como escuchar a partir del lenguaje no verbal.

Creo que de eso estamos carente. A los directivos les gusta más hablar que escuchar, hay quienes son unos enamorados de sus propias palabras, les gusta escucharse, sienten que tienen una voz varonil o femenina y que sus ideas son las mejores, porque son sus ideas. Hay quienes citan a reuniones para pedir criterios y después que hablaron dicen, “gracias compañeros por venir”.

Este tipo de situación no ayuda en el trabajo directivo. El trabajo de dirección es un trabajo de todos y todos debemos participar para sentirnos motivados, cómodos y útiles. Hay un sueldo en las empresas que no se paga pero, que ayuda mucho, es el sueldo moral; escuche a la gente y ayúdeles a resolver sus problemas laborales y por qué no, también los morales o espirituales. Si el trabajador se siente útil, respetado y necesario, usted sacará mucho más de él que si se siente manipulado. ¿Se ha dado cuenta hasta donde usted es un perfecto manipulador? Por favor, piénselo, conozco muchos casos que con la mejor intención manipulan a más no poder. Con ello mantienen su estatus.

Desafío 09. El poder, el estatus. ¿Qué es el poder? La academia reconoce como el poder, entre otros, como la facultad que se tiene para mandar y hacerse obedecer. Dirigir es lograr resultados a través de las personas, por tanto para dirigir hace falta poder. El poder es símbolo de vitalidad, de fuerza, es una categoría que cuando se tiene nos pone por encima de otros, nos da otra cosmovisión de nosotros mismos. Por eso el poder, desde un ángulo, es un atractivo pero, desde otro ángulo el poder es un instrumento de sometimiento.

Recuerdo que en una oportunidad a un amigo le encomendaron otro trabajo diferente al que estaba haciendo y un amigo común me dijo vamos a ver cómo le va a ahora, porque no es lo mismo ser yunque que martillo. El martillo golpea, el yunque aguanta los golpes. Con poder se puede asumir el papel del martillo pero, sin el poder uno pasa a la posición de yunque. ¿Qué es mejor?

En un momento determinado conocí a un guerrillero de un frente latinoamericano que me contaba como una vez tomaron un pueblo y el pasó a ser el jefe del pueblo, hasta que viniera el que mantendría la posición. En aquella oportunidad me contó con mucha sinceridad y hasta ingenuidad, cómo se sentía ser el jefe o “dueño” del pueblo, fue sincero y se hinchó  y me dijo que se consideraba grande, aunque fue poco el tiempo el que estuvo al frente del pueblo. A su vez me contó cómo fue diferente cuando de nuevo pasó a formar parte de la columna guerrillera.

Otros directivos que he conocido me han expresado igual la diferencia cuando se tiene poder y cuando no se tiene, donde al perderlo a veces se pierden hasta los amigos. Esas confesiones en cierta forma son dolorosas y los que pasan por ese trance tienen un tiempo hasta que se desajustan psicológicamente, se sobresaltan. Reconocen sus errores y que esos errores han sido precisamente derivados del uso del poder.

Luego, el poder es una variable que los directivos tienen que saber administrar. Ser martillo no es no es para golpear, sino para escuchar, compartir, establecer planes, ideas, buscar los mejores resultados. Cuando el martillo asume estas funciones el yunque aguanta los golpes con placer y no los siente.

Cuando el martillo no se asume de esa manera, el poder hace sentir al directivo en la cima, no necesita a nadie, ni quiere a nadie, sólo a sí mismo. Eso es suficiente para su orgullo y esto es una fuerza pero, también una gran debilidad. La fuerza no está en el poder y el orgullo de un hombre, sino debe ser el orgullo de todos. Si las personas que trabajan para un directivo sólo lo hacen por dinero se les seca el alma y esto secaría a la empresa hasta la muerte.

Además, tenga en cuenta que el poder puede convertirse en una adicción, sobre todo cuando se crean zonas de intereses. En más de una ocasión he tenido que asumir soluciones de conflictos creados por los intereses que se crean cuando no se hace un adecuado uso del poder; es decir, no se sabe utilizar y se cometen muchos errores.

Cuide el uso del poder y estará cuidando su salud y su equilibrio psicológico. Aprenda de los que han perdido el poder y los traumas que tal perdida conlleva.

Desafío 10. Querer hacer prevalecer el protagonismo. Este es otro desafío que puede conllevar malas consecuencias y va de la mano con el anterior. Ser protagonista es querer cogerse todas las papeletas para sí, las que les tocan y las que no les tocan. Es querer ser el actor principal en cualquier obra y a veces la hace con un machete en la mano llamando “a la batalla”.

Poder y protagonismo son dos variables que se mezclan fácil y a veces los que tienen el martillo no se dan cuenta que su protagonismo no ayuda, que se asume como un oportunismo y los trabajadores, que son inteligentes, se dan cuenta que con tal protagonismo lo que se quiere es imponer ideas para reafirmarlo y poner en evidencia que “con dinero o sin dinero, sigo siendo el rey”.

Todo esto es falso y más temprano que tarde se desmorona. En una buena dirección hace falta humildad, sencillez, confianza en sí y todas aquellas cualidades, principios y valores que den muestra que es un directivo a la altura de sus tiempos. De no ser así, el poder y el protagonismo pueden llevar a grandes trastornos de personalidad.

El llegar a la cima no nos hace diferentes de otros, seguimos siendo personas, susceptibles a caernos y tenernos que parar, susceptibles a enfermarnos, susceptibles a necesitar de la mano de otro que nos ayude en algún momento, susceptibles a morir. Nadie es infalible y ser protagonista no nos exime de culpas.

No quiera ser el primero siempre, ser el primero no garantiza ser el pionero. El pionero sin el primero se mantiene y dura. Abarcar más para mantener el protagonismo no lo hace mejor directivo. Recuerde que el que mucho abarca poco aprieta.

Cuando no esté al frente de la obra, el protagonismo se acaba y ¿qué deja? ¿Cómo quiere que lo recuerden, como un tipo humilde y sencillo o como un simple oportunista? Reflexione sobre esto y busque alimentarse de más humildad y sencillez, que ese es el legado que puede dejar a sus hijos y nietos. No trate de llenarse de otras riquezas que no sean la humildad y la sencillez. Sea apasionado y con amor pero, para hacer un mundo mejor, donde podamos vivir con felicidad.

CONCLUSIONES:

La idea de este trabajo es la reflexión, el ponernos ante un espejo y analizar lo que vemos. Estos espacios los creamos por igual para compartir, para debatir, para que podamos interactuar e intercambiar ideas.

Es posible que no compartamos algunas ideas, las acepto y eso es válido porque ahí es donde está la diversidad. Es posible se piense me he quedado corto en mis criterios, los acepto por igual, no pretendía hacer un libro. Es posible que esté totalmente equivocado, es válido también, no soy perfecto, simplemente doy mis valoraciones desde mis experiencias y estudios. Todo es válido, la dirección no es una ciencia exacta, por lo que las percepciones pueden cambiar pero, si estoy seguro algún punto convergente podemos encontrar, que nos permita mejorar.

Sí creo es necesario una retroalimentación y nos demos cuenta qué no estamos haciendo o qué no estamos haciendo bien. Es necesario revisar nuestros negocios y ver las estrategias requeridas. Es necesario mirar a lo lejos y ver más allá de lo que la vista alcanza, no viremos la cabeza para no ver el horizonte. Por igual, hay que escuchar lo inaudible y saber que el poder y el protagonismo son transitorios.

Hay muchos desafíos en el ámbito de la gestión de organizaciones, estos 10 que he enunciado son casos sobresalientes para mí pero, seguro habrá muchos otros más. Lo importante es tener una lista de cuantos desafíos son necesarios asumir, porque un desafío es eso, un reto, algo que hay que enfrentar, algo que por lo que debemos competir, con un solo propósito hacer mejor lo que hacemos.

No nos dejemos infestar, los estados virales están ahí y pueden aparecer como una tentación, recordemos a Ulises que sobrevivió al canto de las sirenas. Vacunémonos contra las situaciones que nos desafían y nos retan, luchemos por un mundo mejor a partir del trabajo cotidiano como directivo.

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