Una segunda situación es muy parecida, lo que el teatro de operaciones es otro y los actores son diferentes, este caso es en otro país, con otra cultura. Nos encontramos en una mediana empresa, con grandes ingresos y una junta directiva controlada por su Presidente, Carlos, muy autosuficiente, con altos conocimientos y un grado elevado de maldad.
Producto de una crisis económica a nivel mundial, la empresa perdió ingresos, estaba en un punto de equilibrio en cuanto a su solvencia y la tendencia era por igual, a perder la empresa.
Dado los rasgos de este directivo la situación aquí fue de otro tipo, El Presidente tenía unos 53 años, graduado de nivel medio en contabilidad, sabía qué decisiones tomar y tomó el camino de la corrupción. Encontró determinadas amistades vinculadas con el gobierno e hizo una alianza para trabajar en un negocio algo sucio de altos ingresos, que permitieron la supervivencia de la empresa.
El trabajar en esta alianza motivó que la actividad vinculada a la misma él la controlara personalmente, vinculando a dos o tres acólitos que operaban en el mismo secreto. Esto motivó la separación de la empresa en dos grupos: los de arriba y los de abajo. Los de arriba vinculados directamente al Presidente y los de abajo vinculados a la Gerente General, que trabajaba por la sostenibilidad del resto de la empresa.
Al poco tiempo, con el cambio de gobierno, este empresario abandonó la empresa y el país. Dijo enamorarse de una mujer del otro país, se fue y dejó todo, esposa e hijos y se llevó una buena suma de dinero de la empresa. El resto de los accionistas lo estuvo buscando y ya había abandonado el país, en principio no se sabía dónde estaba. En el otro país formó una nueva empresa pero, repentinamente se le presentó un infarto cardiaco y murió.
¿Qué reflexiones le genera esta situación? ¿Qué hacer con la empresa que dejó Carlos?
EL BLOG DE CARLOS 