10. La disciplina. Primera Parte

INTRODUCCIÓN.

Tal vez este sea un tema del que no se habla mucho, al menos en Cuba, y dentro de los procesos blandos o intangibles, esta es una de las actividades que más valor agregan. Va en marcha acompañada con la ética, los valores, la moral, los rituales y la proactividad. Todos son magníficos instrumentos para generar valor en las organizaciones.

En el orden personal la disciplina es un término que me gusta, creo tiene una fina y linda fonética, su pronunciación es suave y gramaticalmente es dulce su escritura. Sin embargo, desde un el punto de vista de contenido no pierde su belleza por el gran significado que tiene para las organizaciones. Es uno de las aspectos que hay que contemplar de manera positiva.

Para mí, en el orden personal es una de las palabras que mayor significado tiene porque fue una de las primeras cosas que mi abuela me enseñó: “ser disciplinado”. De mi abuela siempre hablo porque fue una vieja que me enseñó a ser hombre. Al terminar mi proceso de defensa del segundo doctorado, Doctor en Ciencias, el amable tribunal me dio la palabra por si quería hacer algún agradecimiento y en aquel momento, 2008, pensé en mi abuela y dije:

“Por eso, en estos momentos no quiero dejar de expresar como primer agradecimiento a la persona que me enseñó a ser un hombre en mi conducta ante todo, a superarme, a ser digno y a ser honrado. Valores que siempre he querido conservar en su memoria. Esta persona que no tenía tercer grado pero, era Doctora en Ciencias de la Universidad de la Vida era mi abuela y por eso ante todo el honor de este Grado es para ella”.

Hoy sigo agradeciendo su enseñanza y dentro de ella, lo que me enseñó sobre la disciplina. Por eso, el objetivo del presente trabajo es “analizar la importancia y relevancia de la disciplina en las organizaciones.

DESARROLLO.

Como siempre, hay que empezar despejando cuál es el significado de la categoría que analizamos. ¿Qué se entiende por disciplina? Se pude decir que la disciplina está asociada a la capacidad para garantizar el orden y la constancia en actividades cotidianas. Es decir, la disciplina es aquella actividad con las que las personas garantiza resultados exitosos a través de constancia y el ordenamiento.

La disciplina sirve como soporte para el desarrollo de otras virtudes como la constancia para garantizar actividades en el marco de determinadas adversidades. Es una habilidad que garantiza el esfuerzo diario y permanente para, de esta forma lograr determinados objetivos propuestos. La disciplina propia tiene relación con la confianza en sí mismo y la capacidad de controlarse.

Como siempre digo, los conceptos tienen un bonito significado pero, del dicho al hecho hay mucho trecho. Ser disciplinado implica tener actitudes que permitan el orden y la constancia, así como el autocontrol para poder estar y actuar en el momento que es necesario y esto no es un proceso sencillo.

Muchas son las razones que se pueden anteponer para no ser disciplinados. La hora, el viaje, las interrupciones, etc. Pero todas estas son razones justificativas para no actuar como se debe. En esto juega también un papel importante la incapacidad de los que dirigen y el no percatarse que garantizar una disciplina agrega valor y forma el carácter de las personas.

Siendo indisciplinados no garantizamos los que hay que hacer y cuando hay que hacerlo, así como que empleamos más tiempo en asegurar las tareas. No nos damos cuenta que cada cosa tiene su tiempo y se hace justo en ese tiempo necesario, sin dilapidarlo por falta de disciplina. Resolver una situación cuando ya es tarde cuesta mucho y no agrega valor.

Ser disciplinado ayuda a la hora de tomar decisiones pero, sobre todo a ser responsables de nuestros propios comportamientos.

Para seguir con el mismo estilo de escritura, siempre considero necesario plantear previamente algunas situaciones reales.

Primera situación.

Antes de narrar la primera situación, me gustaría decir que la disciplina enmarca la cultura prevaleciente de cualquier organización pero, también de cualquier país.

Europa es el viejo continente y en él suele prevalecer cierta disciplina en cuanto al trabajo y los tiempos. Hay países de Europa que tienen en las paradas de los ómnibus, trenes, trolebuses o metros las horas de llegada a determinada estación y vaya a esa hora, que seguro llega o está allí.

Es decir, que si la parada dice que el bus llega a las 9:23 y usted vive a 3 minutos de la parada, usted puede salir de su casa a las 9:19 y prácticamente llega con el bus. Eso le garantiza que usted llegue a su trabajo a la hora que debe llegar y cumpla disciplinadamente su actividad.

Conocí un funcionario cubano de una embajada que le dijo al chofer, lugareño, que el sábado iba a un lugar a determinada hora y el día anterior le dijo que ya no iban a ir. El chofer le dijo que había que ir porque para garantizar ese viaje él en su casa había tenido que coordinar ciertas actividades que no podía reorientarlas para otro momento. El funcionario tuvo que ir el sábado donde estaba planificado.

Segunda situación.

Sin embargo, en países de nuestra américa no sucede lo mismo, no hay el mismo rigor en cuanto a la disciplina y su significado. Regularmente el significado es más “light”, se trabaja con otra dialéctica.

Estando en uno de esos países un día unos estudiantes me dijeron, “profe el sábado lo llevamos a pasea por determinados lugares” ¿A qué hora? Les pregunté. Me dijeron, lo vamos a buscar a las 9 de la mañana. Los tres cubanos que íbamos al paseo estábamos listos 15 minutos antes.

Llegó la hora y nada, el reloj marcó las 10 y nada, las 11 y nada y a las 11:30 llamaron y me dijeron ¿Profe, están ahí? Claro, donde vamos a estar, te estamos esperando desde las 9. Si profe, no hay problemas, “estamos al término de la distancia”. Estábamos en la periferia de la capital y ellos en el centro, calculamos llegarían en 20 minutos, lo que se demorarían de cubrir la distancia entre el centro y nuestro lugar. Llegaron a las 2:30 de la tarde.

¿Qué implicaciones tiene esto? Desde un punto de vista forma la mala imagen que les vimos a esos estudiantes. Desde el punto de vista de contenido, que el viaje se circunscribió de 2:30 a 6:00, cuando pudo ser de 9:00 a 6:00 y hubiéramos conocido más de la ciudad. Es decir, en términos de productividad, no se fue todo lo productivo que podíamos haber sido.

Tercera situación.

Este es en otro país que visité en más de una oportunidad y nunca pude empezar una clase a tiempo. Daba clases en una maestría, por lo que ya son personas adultas y profesionales y, sin embargo, sólo tenían un problema, eran unos grandes indisciplinados. Eso era parte de la cultura nacional, porque además di clases en diferentes provincias.

A la hora de empezar la clase, a las 9:00, llegaban los primeros con unos termos de café y de té, más unas galleticas y unos bocaditos. A esa hora se ponían a comer o desayunar o no sé qué. De esta forma, las clases empezaban sobre las 9:45. Llamé la atención al respecto, utilicé diferentes métodos para buscar el cambio de conducta y nada. Era algo arraigado a la cultura nacional.

Cuarta situación.

Esta está asociada al último país que visite. Daba clases de Gestión Gerencial en la Licenciatura en Administración y los estudiantes no llegaban a tiempo. Son estudiantes de pregrado y con ellos hay mayor responsabilidad en cuanto a crear una disciplina. Pues bien, los estudiantes me robaban la responsabilidad y llegaban a la hora que les daba la gana y querían que le pusieran la asistencia, aunque llegaran 5 minutos antes de terminar las clases.

Tuve que dedicar un buen tiempo de una clase para hablar con ellos esta situación y me confesaron que los que estaban extrañados era ellos, porque yo era el único profesor que llegaba al aula 10 minutos antes de empezar la clase. Y, además, era el único que daba clases hasta el final del turno. Me dijeron que los profesores suelen llegar de 20 a 40 minutos después del inicio del turno y terminaban sobre 20 minutos antes de que finalizara. Esto lo comprobé después y era cierto. Otras confesiones más graves también me hicieron. Todas tenían que ver con la disciplina.

Continuará …..

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