INTRODUCCIÓN.
La semana del viernes 20 de agosto, terminé de escribir el tercer artículo de la segunda temporada de la Serie Empresas, que está dedicada a los intangibles en las organizaciones. Y sábado y domingo me la pasé meditando sobre cuál sería el siguiente capítulo de la serie. Me andaba moviendo en escribir sobre las emociones o sobre decisiones y en eso una llamada telefónica me iluminó.
Me llamó mi gran amiga de los tiempos, la profesora Esperanza Carballal del Río preocupada por algo que vio en la televisión y me propuso un tema, la proactividad, Además, me propuso el título y todo, “ser proactivos, una asignatura pendiente”. Luego, este capítulo tiene como punto de partida que la idea original es por completo de la profesora Esperanza. Claro, el contenido si es totalmente mío y espero con él satisfacer a mi amiga de antaño.
Cuando se jubiló la extrañé mucho, porque hacíamos un buen dúo profesional y con Jorge Rodríguez López teníamos el trío perfecto. Pero, si le sumamos a Tony, María Teresa, Josefina, Granados y Vivian Gaviero, ya éramos un conjunto o un octeto, como se quisiera llamar. Fueron buenos tiempos aquellos, que ya pasaron pero, que convienen recordar.
Con esta idea primaria, puedo decir que el objetivo de este trabajo es “analizar la situación de la proactividad como un intangible que agrega valor”. Al recibir la propuesta de tema me di cuenta que en la cotidianidad la economía está falta de esta categoría tan deseada en el mundo de las organizaciones, que yo también tenía como asignatura pendiente.
DESARROLLO.
Como siempre, hay que empezar despejando cuál es el significado de la categoría que analizamos. ¿Qué se entiende por proactividad? Es obvio que la propia palabra dice su significado, es actuar con antelación, es contrario a estar sentado sobre los laureles esperando por mejor momento o buscar respuesta para algo después que sucede. Ser proactivo es actuar para evitar futuras complicaciones.
Muy bien, muy bonito significado pero, del dicho al hecho hay mucho trecho. Ser proactivo es una habilidad que implica desarrollar actitudes y aptitudes que permitan predecir o adelantarse a los problemas para poder actuar antes de que sucedan y esto no es un proceso sencillo.
Muchos son los peros que se pueden anteponer para no ser proactivos. Entre ellos, la falta de recursos, aunque también está la incapacidad de los que dirigen y el no percatarse que ser proactivo no sólo agrega valor, sino que también disminuye costos. Siendo reactivos nos pasamos el tiempo apagando fuego y esto desde el punto de vista de costos es peor, porque resolver una situación cuando ya es tarde cuesta mucho más.
En el orden metodológico, regularmente, las personas piensan que tienen que tener para hacer y después ser (tener-hacer-ser). Este es un pensamiento reactivo, porque siempre estamos esperando los recursos, que regularmente están muy centralizados en algún lugar.
Un pensamiento proactivo, metodológicamente, empieza por primero tratar de ser, para hacer y finalmente tener (ser-hacer-tener). Este es un pensamiento que primero piensa en el futuro, es proactivo, para llegar a hacer lo que necesitamos ser. En esto hay que meditar un poco si es que se quiere ser proactivo.
Para seguir con el mismo estilo de escritura, siempre considero necesario plantear previamente algunas situaciones reales.
Primera situación.
La primera situación que voy a plantear es muy conocida, la podemos ver en el deporte. Todo deporte tiene que ser proactivo, porque todo deporte tiene que preparar con antelación a los futuros campeones. Un campeón o un equipo campeón hay que prepararlo siendo proactivos.
A principio de la década de los noventa del siglo pasado se le hicieron dos entrevistas al Maestro Segara sobre el boxeo y él dijo que tenía definido quienes serían los próximos campeones dentro de 15 años.
Otro Maestro, Eugenio George hablando con mi amigo Lázaro Blanco, le confesó que el triunfo del equipo Cuba en la malla alta, en la Olimpiada de Barcelona 92, él lo empezó a preparar en el año 1974.
Estos son ejemplos de directivos que más que ser proactivos, trabajan la prospección, a un período largo. Pero, para ser prospectivos hay que ser proactivos en las actividades cotidianas, sabiendo que trabajas para un futuro.
Aquí se pone de manifiesto el pensamiento proactivo, ambos dirigentes pensaron primero qué querían ser (lograr campeones en sus deportes), a partir de aquí trataron de hacer lo que era necesario (buscar los futuros campeones) y entonces lograron lo que querían ser (que Cuba tuviera campeones)
Cualquiera de estos dos maestros empezó haciendo un estudio previo en las escuelas, buscando muchachos por sus condiciones físicas, estudiándolos, preparándolos en todos los órdenes y siguiendo su ruta para obtener un posible campeón.
Tanto la preparación de un campeón de boxeo como de un equipo de Vóley Ball no sólo requiere preparación física de los atletas, sino también la clínica y la psicológica y eso es un trabajo proactivo cotidiano. Es trabajar por asaltar el futuro, antes de que el futuro nos sorprenda.
Cuando Segarra iba a alguna competencia de carácter internacional llevaba 12 atletas y los periodistas le preguntaban ¿cuántas medallas pensaba ganar? Y él siempre respondía, 12. Yo no preparo a nadie para perder, si vamos es para ganar. Esta es una proactividad psicológica que influye en gran medida en los boxeadores.
Segunda situación.
La segunda situación la voy a tomar de una serie televisiva que están poniendo su octava temporada en estos momentos en el Canal Multivisión, Chicago Fire. Un cuartel de bomberos con una estructura pequeña, un jefe y dos oficiales, junto a un pequeño grupo de bomberos y dos paramédicas. Sin embargo, en esta pequeña unidad se puede encontrar un equipo donde el jefe tiene un gran reconocimiento y los trabajadores un gran sentimiento de unidad, cohesión y de humanismo.
Como es obvio, en la serie, al ser un cuartel de bomberos, se presentan momentos de crisis, que son las que atrapan a los televidentes y son necesarias para el éxito televisivo. Esta que le voy a comentar es del serial Nº 6 de la 9ª temporada.
Ante la situación de un fuego en una unidad de ventas de gasolina llega el equipo del Capitan Casey, este analiza la situación del lugar y rápidamente hace el plan para resolver la situación y distribuye las personas a las áreas correspondientes.
Uno de los subordinados es el bombero cuyo apellido es Gallo y Casey le ordena ir adentro y que trate de encontrar el cierre principal de combustible y le dice: ¡Entendido! Y Gallo le confirma que entendió y se dirige hacia el lugar indicado.
Pero, camino al lugar ve a una muchacha tirada bajo unos escombros en un lugar con mucha gasolina, un corte de circuito y donde iba a explotar el lugar. El hace una operación rápida, saca la muchacha y se tira sobre ella para protegerla, la salva y a continuación la lleva a los paramédicos. Al sacar la muchacha le dice a Mouch que consiga el cierre principal del combustible y este va a resolver lo que el capitán le había mandado a Gallo.
El fuego se controla, el capitán chequea la situación y ve una muchacha que no había visto y pregunta por ella y le dicen que era alguien que Gallo salvó. Después viene Mouch y le confirma que había cerrado el interruptor del combustible. El capitán se queda medio confundido, ve una muchacha que no sabía y que Gallo salvó y que Mouch fue el que cerró el interruptor del combustible.
Ya en el cuartel, todos los bomberos comentan la acción de Gallo y dicen que fue un movimiento audaz y le piden narre los acontecimientos. Con mucha modestia Gallo cuenta lo que hizo y Casey lo oye, por lo que lo llama aparte y le dice que no cumplió su orden por lo que recoja sus cosas y se vaya para su casa.
Después de cierta reflexión Gallo decide al siguiente turno ir a trabajar y va a ver al jefe superior a ver si puede trabajar y le dice que es trabajador de la unidad, que no tiene problemas, que Casey no reportó ninguna anormalidad. En eso llega Casey, saluda a Gallo y le dice vaya a trabajar. No hay problema, todo quedó resuelto.
Pero, después viene la secuencia más interesante de la serie. Gallo está en el bar donde todos se suelen reunir y Casey viene con una cerveza para hablar con Gallo. Gallo sorprendido le pregunta si esa cerveza es para él y Casey le dice:
“Sí, debería explicarme. Estuve fuera de mí últimamente, con la mente en otra cosa” y Gallo le dice un poco tartamudeando: “Sí, bueno, claro. No hay problemas”.
Casey, retoma el diálogo y le aclara: “Esto no es una disculpa. Claro, por supuesto, el hecho es Gallo, que soy tu capitán. Soy el responsable de tu seguridad. Perder un bombero es lo peor que le puede pasar a un oficial. Y yo debería saber. Si te hubiera pasado algo bajo el toldo, ni siquiera sabía que estabas ahí. No podría haber hecho nada para ayudarte”. Y ahora viene lo más interesante del diálogo, Casey le dice “Me has robado mi responsabilidad”. Y esto no puede volver a pasar. Entonces Gallo le dice “No volverá a pasar, lo juro”
Es decir, el capitán está siendo proactivo, hace un plan para resolver el fuego y salvar a sus hombres pero uno, ante una contingencia, desobedece la orden y eso puede tener consecuencias no previstas y nada halagüeñas, por lo que lo recrimina por tal actitud.
El capitán ordena en virtud de la autoridad que tiene, que se corresponde con el nivel de responsabilidad que asume y un subordinado “le roba la responsabilidad” que él tiene y eso no lo puede permitir. Creo este es un caso interesante que debemos tener en cuenta. Hay que pensar en esto y preguntarnos ¿cuántas veces nos roban la responsabilidad que no nos permiten ser proactivos?
Tercera situación.
Hablando un día con la esposa de mi primo ella me confesó que cuando tenía carro siempre se quejaba de la cantidad de personas que en La Habana camina por las calles y no por las aceras, como debe ser. Esto, unido a los baches que hay en las calles, que tienes que ir toreando, dificulta el conducir de una manera más relajada.
Hoy dice, no tiene carro y resulta que ella camina por las calles, porque se da cuenta que es imposible caminar por las aceras.
Con esta situación viene la pregunta ¿somos proactivos con las calles y las aceras? ¿por qué están tan deterioradas las calles y aceras? ¿De quién es la responsabilidad esta situación? ¿Es que le han robado la responsabilidad a alguien? ¿O es que el modelo de gestión es tan centralizado que hay que esperar las orientaciones de arriba? ¿Se piensa cómo mejorar esto o al menos atenuar los efectos? ¿Se piensa que los baches en las calles echan a perder los vehículos que no tienen piezas de repuestos? ¿Se piensa que esto atenta contra la seguridad de los que manejan y los peatones?
No hay recursos, con esto ya está todo justificado. Sin embargo, para algunas situaciones puntuales los recursos aparecen o cuando la situación creó un caos también aparecen. Obviamente, es un problema de mentalidad reactiva, más que proactiva, es un problema de actitud. Nos dejamos robar la responsabilidad.
Cuarta situación.
Esta es parecida a la anterior pero, está asociada a las escuelas y áreas de salud. Durante el año 2020 se acometieron una gran cantidad de construcciones para reparar escuelas y áreas de salud. ¿Por qué? ¿Esta situación es proactiva o reactiva? ¿Es mejor una inversión a un mantenimiento? ¿Se llega porque a alguien le robaron la responsabilidad de preverlas?
Creo que le lector puede poner de ejemplos una quinta, sexta, séptima, enésimas situaciones y todas van a tener la misma respuesta, la falta de proactividad. ¿Es que no nos damos cuenta que ser proactivos mejora el nivel de vida, agrega valor a cualquier actividad, mejora la espiritualidad de las personas, salva vidas y puede hacer feliz a muchas personas?
Continuara …..